Almudena Grandes: «este tipo de novelas permiten hacer homenajes»

El próximo 27 de noviembre se cumplirá un año sin la escritora Almudena Grandes. Mucho se ha escrito desde entonces, y seguramente, mucho continuará escribiéndose. Como ya no hay mayor homenaje que leer su obra, nosotras iremos rescatando todas las entrevistas que pudimos hacerle. Nos vemos en la librería.

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En 2010 Almudena Grandes se embarcó en uno de sus proyectos más ambiciosos con Episodios de una Guerra Interminable. Inés y la alegría (Tusquets) abrió las puertas a una saga de seis libros en los que Grandes iría rescatando del olvido a personajes anónimos, olvidados por la historia en mayúscula, para retratar los años de dictadura franquista. Los pacientes del doctor García (Tusquets), la cuarta entrega de estos Episodios de una Guerra Interminable, sumerge al lector en una red de espionaje y refugiados nazis que contaron con el beneplácito del franquismo para saltar a la Argentina de Perón ante los últimos estertores de la resistencia republicana.

Los pacientes del doctor García «es una novela sobre la historia de España como las demás, pero esta vez la peripecia de los personajes desborda el territorio nacional, e incluso, como la trama está inspirada por la red Stauffer, aquí no se trata solo de una historia de la guerra civil, sino también en una historia de la segunda guerra mundial», explica Almudena Grandes.

Tras la victoria del bando rebelde, el doctor Guillermo García Medina permanece en Madrid sin poder ejercer la medicina y con una identidad falsa, ahora Rafael Cuesta, gracias a Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida una noche de 1937. Sin esperar noticias de él, Guillermo vuelve a cruzarse con su amigo de ajedrez, quien regresa a España para infiltrarse en una organización clandestina de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde la calle Galileo en el barrio de Argüelles, Clara Stauffer, alemana afín al franquismo y nazismo. «Clara ha sido el motor de esta novela. Yo siempre escribo a partir de una imagen, y en este caso, la imagen fue la foto de Clara con el trofeo que ganó en la laguna de Peñala en 1931. Ella es un regalo para cualquier novelista, porque es un personaje lleno de luces, de sombras, de contradicciones, y un personaje muy rico», comenta la escritora madrileña, quien además resalta que «Clara vivía en la calle Galileo 14, que es una calle relativamente corta, pero que tiene una sala de conciertos, un teatro y un centro cultural; y por donde un madrileño, o por lo menos para mí que he pasado centenares de veces en mi vida, me impresionó mucho, pensar que en esa dirección, tan cerca de mi casa, había existido una red de estas características.”

Clara Stauffer trabajaba para la Sección Femenina y el Tercer Reich, con una vida llena de contradicciones, al igual que su compañera de trabajo aquí en España, la hermana de José Antonio Primo de Rivera. «Ella y Pilar Primo de Rivera, cuando pudieron, les prohibieron, a todas las mujeres españolas, las condiciones que a ellas le habían convertido en lo que eran», arguye Almudena Grandes. «Pero aparte de estas contracciones, Clara trabajaba para el mal, porque los criminales nazis son sin duda una de las encarnaciones del mal en la tierra, y sin embargo, trabajó para sus camaradas de una manera, que si hubiera ayudado a cualquier otro tipo de gente la hubiera llevado a convertirse en una heroína, porque era una mujer tremendamente abnegada, sacrificada, generosa, se gastó todos sus dinero en mantener esta red, tenía una relación casi maternal con sus refugiados, que eran asesinos, e incluso, genocidas. Ese contraste entre su calor y el frío de sus protegidos me impresionó mucho. Yo siempre he pensado que un malo, para dar miedo de verdad, siempre debe tener luces, porque un malo completamente malo no nos asusta, es una caricatura. Los seres humanos tenemos luces y sombras, de la misma manera que yo solo puedo admirar a los héroes que tienen miedo y que dudan. Por eso mis héroes dudan, tienen miedos y se equivocan. Creo que los malos, verdaderamente malos son los que son capaces de querer a los demás, de tener debilidades, y Clara esas debilidades las traía puestas, por eso es un regalo para cualquier escritor.»

Sin embargo, y aunque Clara Stauffer es el origen, en Los pacientes del Doctor García destacan la vida de tres hombres, por un lado, Guillermo y Manolo, quienes defienden los ideales de la República, y por otro, Adrián, un boxeador venido a menos que se enrola en el ejército franquista. «Guillermo y Manolo que son los héroes de la novela, son héroes bastante poco convencionales, bastante accidentales, sobre todo Guillermo. Porque yo lo que me planteo, que eso se lo debo a Galdós, es contar la historia desde abajo, desde la vida corriente de la gente. Ellos se implican por el tipo de impulsos por los que nos movemos la gente corriente. Ese es el motor de mis personajes que no aspiran a nada, porque no van a ganar nada, puesto que detrás de ellos no hay nada, nadie les va a meter dinero en una cuenta en Suiza ni nada. Son gente corriente y esa situación en la que están provoca situaciones extrañas», dice Grandes. «Adrián es un ejemplo de una especialidad del siglo XX, de cómo los regímenes totalitarios fueron capaces de convertir a pobre gente en monstruos. Yo estoy convencida que muchas de las masacres del siglo XX y muchas de las catástrofes del siglo XX y cualquier otro siglo están sostenidas por personajes como Adrián, es lo que Hannah Arendt llamó la banalidad del mal». Asimismo, tampoco faltarán personajes de sus novelas anteriores como Pepe el Portugués, protagonista de El lector de Julio Verne, a Manolita, la protagonista de Las tres bodas de Manolita, quien espera a su novio en Cuelgamuros, o Inés, la cocinera de Bosost, y su marido Galán, protagonistas de Inés y la alegría.

Almudena Grandes, de una forma excelente, vuelve a enlazar la realidad y la ficción, a través diferentes escenarios, los bosques de Estonia, España, Argentina, entre otros, y un collage de personajes, ficticios y reales como Pilar Primo de Rivera, Juan Negrín, Pablo Azcárate, Largo Caballero, etcétera, que contribuyen a rescatar fragmentos olvidados de nuestra historia contemporánea. «En esta novela no solo hay una historia desconocida, hay muchas historias desconocidas. La principal es la trama Stauffer, pero el hecho de que España fuera una víctima de la guerra fría, que es un poco la conclusión de la novela, me parecía que era demasiado desconocido», manifiesta Grandes. «Este tipo de novelas permiten hacer homenajes, y en esta novela hay dos homenajes, uno a Betune -pionero en el sistema moderno de donación de sangre-, y otro, a mis niños del 46 de la FUE que se jugaron la vida para que nadie lo sepa nunca jamás. Son historias muy desconocidas que en cualquier otro país serían conocidas y se leerían en los institutos, pero en este país, pasa lo que pasa».

En clave de thriller, novela política y de espías, sin perder la brújula de su raigambre galdosiana, Los pacientes del Doctor García se enmarca en «una novela muy masculina, forzosamente, porque cuando tú escribes ficción basada en hechos reales hay que llegar a un compromiso muy delicado entre la libertad del creador y la lealtad hacia la verdad histórica», arguye Grandes, al hablar de cómo se van entrelazando la vida de los personajes de ficción con los históricos y los acontecimientos que sí ocurrieron en esa España tan llena de sombras. Grandes perfila escenarios, personajes, y sobre todo, relaciones humanas, donde confluyen la amistad, el amor, el odio, el desasosiego. Todos esos claroscuros que forman parte de nuestra idiosincrasia que permiten a la autora que Guillermo García cene en un restaurante de Madrid con Otto Skorzeny, oficial de las SS, que le hace rico sin él quererlo, mientras conversan de temas banales y tan comunes como la familia o el trabajo. «A mí este tipo ambigüedades morales me gustan mucho, porque los seres humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor, según las circunstancias», puntualiza Grandes.

Los pacientes del Doctor García es una novela brillante que pone el foco de nuevo en los olvidados, en aquellos que por convicción defendieron sus ideales sin esperar nada a cambio, aunque tanto diesen.

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Almudena Grandes (1960-2021), licenciada en Geografía e Historia, se lanzó al mundo de la literatura en 1989 con Las edades de Lulú, XI Premio La Sonrisa Vertical.  Desde entones su carrera ha sido imparable. Sus novelas Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y Los besos en el pan, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso, la han convertido en uno de los nombres más consolidados y de mayor proyección internacional de la literatura española contemporánea. Varias de sus obras han sido llevadas al cine y al teatro, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. Con Inés y la alegría (Premio de la Crítica de Madrid, Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y Premio Sor Juana Inés de la Cruz) inauguró la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que pertenecen El lector de Julio Verne, Las tres bodas de Manolita, Los pacientes del doctor García y La madre de Frankenstein.

Entrevista hecha por Arantxa Carceller Genovés a Almudena Grandes por Los pacientes del Doctor García el 14 de marzo de 2018.

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