Susana Fortes: “Empezamos a perder desde muy pronto”

Susana Fortes (Pontevedra, 1959) regresa a las librerías con un thriller ambientado en la Galicia rural, Nada que perder (Planeta), para desentrañar la desaparición, ocurrida el 12 de agosto de 1979, de dos niños en la localidad de As Covas situada en el Baixo Miño. Veinticinco años después, el presente de Blanca Suances se tambalea tras recibir la llamada del periodista Lois Lobo, que le informa del hallazgo de los cuerpos de Nicolás y Hugo, sus amigos de la infancia, en un yacimiento arqueológico situado en el extremo norte del monte de Santa Tecla. A medida que Blanca deshace el camino hasta el día en el que sus compañeros de juego y ella misma desaparecen, los recuerdos reverdecen para mostrar al lector retazos de una historia tejida entre silencios, supersticiones y monstruos de carne hueso. ¿Por qué arranca con la desaparición de dos niños?  “La infancia es el territorio mítico por excelencia, una época que de adultos todos idealizamos. Los veranos eternos de jugar en la calle, los amigos, las risas, las bicis, las aventuras… Pero a veces nos olvidamos que los niños son seres inteligentes que también conocen la soledad, el miedo y los monstruos. En “Nada que perder” está el mundo de la infancia con sus luces y también con las sombras.” ¿El escenario, con toda su propia historia, es un personaje más?      “No sé si es un personaje más, pero sí es importante. La historia transcurre en la desembocadura del Miño, en la frontera con Portugal. El paisaje es imponente, muy accidentado, lleno de curvas como las carreteras de nuestra vida. Podríamos decir que casi es un calco de la propia línea de investigación que también está llena de recovecos, entrantes, oleaje, escondrijos. Porque hay determinados lugares a los que no podemos llegar en línea recta.”   ¿Hay terrores que de ancestrales y cotidianos dejamos de verlos?   “Sí. A veces lo más difícil de ver es justamente lo que tenemos delante.”   Su personaje, Blanca, vive entre recuerdos encorsetados que han condicionado su evolución. ¿Somos memoria?   La memoria como material literario es una auténtica mina en su doble sentido. Es decir, como fuente inagotable de imágenes y recursos, pero también como material altamente inflamable que en el momento menos pensado puede estallar y hacer que todo salte por los aires.” ¿Por qué le interesa tanto reivindicar las memorias?   No me interesaba tanto reivindicar la memoria como explorarla. El funcionamiento de la mente humana es apasionante. Me interesaba indagar en los mecanismos del recuerdo y del olvido, en cómo lidiamos con la pérdida, con el miedo. La protagonista, Blanca Suances, es una superviviente que ha conseguido salvarse. Pero por el camino ha perdido a una niña de ocho años que se quedó atrás. El reencuentro con esa niña es en realidad el asunto de fondo de la novela.”   En esta historia también hay que destacar los silencios, ¿cuán de importantes son?   Muy importantes. A veces un escritor se salva antes por lo que calla que por lo que dice. Nada mata más una novela que el exceso de información. A mí me gusta contar lo justo y que el lector vaya atando cabos por su cuenta. Aunque también es verdad que el silencio colectivo es un arma peligrosísima que siempre deja desprotegido el flanco más débil.”   “Nada que perder”, ¿pero eso es la vida?   Desde luego, pero no pasa nada. Ya lo dijo la poeta Elizabeth Bishop. Empezamos a perder desde muy pronto, casi desde que nacemos. Perdemos cosas, juguetes, la casa en la que nacimos, un mundo que fue nuestro, perdemos objetos, un jersey que nos encantaba, una estilográfica, las llaves, perdemos personas a las que queremos, perdemos el Norte tantas veces, perdemos amores que creíamos eternos, perdemos la inocencia…  De eso va la vida. Y de eso va también esta novela. Bueno, de eso y de cómo nos las apañamos para seguir adelante.”   Sobre la autora   Susana Fortes es escritora y articulista de prensa. Durante años ha impartido clases de Historia del Arte en Valencia. En la actualidad colabora en cursos y talleres de escritura creativa en diversas universidades.   Autora, entre otras novelas, de Querido Corto Maltés (Premio Nuevos Narradores 1994); Las cenizas de la Bounty (Espasa, 1998); Fronteras de arena (finalista del Premio Primavera 2001) y El amante albanés (finalista del Premio Planeta 2003), también ha publicado el cuaderno de cine Adiós, muñeca (Espasa, 2002) o El azar de Laura Ulloa (Planeta, 2006), galardonada con el Premio de la Crítica en la Comunidad Valenciana.     Su primer gran éxito internacional lo consigue con la novela histórica Quattrocento (Planeta, 2007) y sobre todo con Esperando a Robert Capa (Premio Fernando Lara de Novela 2009), que ha sido traducida a más de 15 idiomas. Sus últimas obras publicadas son Septiembre puede esperar (Planeta, 2017) y el libro de recuerdos Tal como éramos (Ézaro, 2021). Entrevista feta per Arantxa Carceller Genovés

Foto cedida per l’escriptora.

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