Alejandro Palomas: “el 90% de los abusos se producen en el seno de la familia”

Título: ‘Esto no se dice’
Autor: Alejandro Palomas

Editorial: Ediciones Destino
Temática: Actualidad | Biografías i memorias
Colección: Imago Mundi
Número de páginas: 320

Sinopsis de ‘Esto no se dice’:

Un relato vivo, emocionante, valiente y esperanzador frente el mayor de los males: el abuso a un niño.

Este es el libro más luminoso, impactante y real que alguien puede escribir. Tras una niñez marcada por los abusos sexuales, años de eterno acoso escolar y una hipersensibilidad que en no pocas ocasiones lo llevó al borde del suicidio, Alejandro Palomas hila en estas páginas un relato sereno y electrizante con el que sobrevuela sin filtro los recuerdos de infancia, la relación sin igual con su madre, la sombra de un padre finalmente desaparecido y el poder de la imaginación y de la escritura como la última tabla de salvación. Este es el testimonio más sincero de un hombre que apostó por vivir y que lo consiguió gracias a su pasión por inventar y compartir mundos, siempre desde la ternura y el humor, y que ahora transforma su vida en la mayor de las historias.

La literatura le permitió crear universos imaginarios mejores que la vida que le rodeaba y con los años estas ficciones le han ayudado a encontrar las palabras para mostrar toda la verdad.

Entrevista a Alejandro Palomas por su libro ‘Esto no se dice’

   Esto no se dice (Destino) es lo que nos dice Alejandro Palomas, para despojarse de las capas que visten al escritor adulto hasta llegar al niño que un día fue y no pudo ser. En noviembre de 2022, Alejandro Palomas regresó a las librerías para explicarnos aquello que nos reveló en enero de ese mismo año, que había sido un niño violado. El niño adulto dio voz al primer niño, para ceder la palabra a todos esos niños y niñas, que un día fueron para no serlo más. Porque eso son estas páginas, que van más allá del mero testimonio, las voces de los que no pudieron decir.  A través de este libro, Palomas nos enseña a mirar, a preguntar, a escuchar, a decir, para entender. Sus primeras páginas duelen, cierto, sin embargo, a medida que el niño se va convirtiendo en adulto, la ternura, la complicidad y la felicidad que pueden girar alrededor de una taza de chocolate disipan las sombras de aquello que jamás tendría que haber sucedido.

Su obra ha vuelto a poner el foco sobre este tema, pero ¿debería hablarse mucho más?

“Creo que es un tema del que apenas se habla, pero del que siempre se tendría que hablar, porque es una pandemia realmente. Uno de cada cinco niños es abusado en este país, diariamente, con lo cual estamos hablando del 20% de la población y creo que siempre se pone el foco en el hecho en sí, pero nunca se habla de qué pasa después, de cómo se reconoce, cómo tratar, cómo hablar con. La gente no sabe qué hacer, no sabe tratar, no sabe abordar el tema, no sabe acercarse. Y creo que hace falta.”

¿Sabemos, como sociedad, tratar la violación?

  “Es difícil porque es algo muy silenciado, y es silenciado porque es una lacra social, donde todos estamos implicados. Es una vergüenza para todos. Es muy difícil dar pautas de comportamiento, porque lo que se quiere evitar es que esto exista, y para evitar que esto exista lo que se hace es cubrirlo. En lugar de abordarlo, se cubre. Partiendo de esa premisa, por ejemplo, se culpabiliza incluso a los padres, porque cómo no se han dado cuenta, pero los padres no están hechos para cubrir una noticia así, no saben y no deberían saberlo. Cuando los padres estén preparados para esto, querrá decir que hemos normalizado tanto este horror, que estamos todos preparándonos. Tenemos que estar preparados para vivir sin esto. Con lo cual tenemos que desprogramarnos y reprogramarnos como sociedad, y esto es muy complicado y largo.”

¿Por qué hoy en día aún nos cuesta tanto mirar de frente?

“No queremos enfrentarnos a los hechos porque hablamos de niños. Relacionar infancia con sexualidad es el horror. Vivimos en una sociedad que bebe mucho de la educación judeocristiana, que por definición castiga cualquier tipo de sexualidad que esté encarada al placer, y después la unión de esa sexualidad con la infancia es una aberración. A partir de ahí, es imposible hablar de esto. Y existe desde siempre. Pasa igual con la violencia contra las mujeres. Ha existido siempre, pero antes nadie hablaba de eso, con lo cual no existía. Pasa lo mismo con la violencia y los abusos en la infancia han existido siempre, y ahora se empieza a hablar. Pero estamos en el principio. A diferencia de la violencia sobre las mujeres, por qué. Porque las mujeres son adultas y tienen una voz y los niños no tienen voz. Con lo cual somos los adultos, los que seguimos teniendo este niño dentro, los que tenemos que dar esa voz a los niños, desde el adulto. Y es difícil.”

¿Qué nos impide ver y escuchar?

“El gran motivo por el que no se dan pasos importantes es porque el 90% de los abusos se producen en el seno de la familia. Estamos poniendo en cuestionamiento la familia, y cualquiera toca la familia, que es como el gran cimiento de esta sociedad. Cuestionar la familia y decir que en una de cada cinco familias hay un abusador de menores es terrible, pero es la verdad. Y seguirá ocurriendo hasta que no nos cuestionemos qué está pasando en las familias. La mayor parte de niños y niñas son abusados en el seno familiar por un hombre, un padre, un abuelo, un tío, un hermano. Qué pasa. Si tu eres un niño abusado fuera del entorno familiar, tienes la familia como refugio, en cambio, si tú eres abusado por alguien del entorno familiar, aquello que debería ser tu refugio no existe, con lo cual, ni el niño, ni el joven, ni el adolescente, encuentra un ámbito de confianza. Hay muchos niños y niñas abusados que no llegan a adultos porque se suicidan, y muchos de ellos son en el ámbito familiar.”

De ahí, como dice en su libro, ¿su privilegio?

“Yo he sido un privilegiado porque parte de mi entorno ha sido muy cuidador y muy empático, pero esto no suele ocurrir. Desde que hice mis declaraciones, he recibido más de quinientos mensajes, de hombres y mujeres que lo sufrieron en la adolescencia, y se ponen en contacto conmigo por qué no saben por dónde se empieza. Nunca imaginaron que podían hablar, que eso estaba mal. Todavía estamos en ese proceso de educación en el pasado. Llegamos muy tarde, pero se puede hacer. La cosa es que tenemos que ser conscientes de que cuando un niño o niña en el ámbito familiar habla, normalmente, lo cuenta a la persona de confianza dentro de la familia, que suele ser la madre. Muchas madres deciden callar por el bien de la unidad familiar, para no destrozar la familia y sacrifican a la víctima por el bien de la unidad familiar. Eso qué quiere decir. Que la víctima tiene que cohabitar con quien está abusando de ella por el bien de la familia. Esto es una de las salidas. La otra es que se expulsa a la víctima de la unidad familiar, para que no moleste. No sólo no se le da apoyo, además se le rechaza.”

A partir de ahí, ¿ganan protagonismo los silencios?

“Los silencios son fundamentales. El niño lo primero que aprende es a callar, porque sabe que está viviendo una situación, que, aunque no la entienda, en la que él o ella está inmersa y rápidamente entra en el dominio de la culpa, porque crees que el culpable eres tú, porque tú estás provocando esta situación, porque te han elegido a ti por algo. Te han elegido porque eres un niño que merece eso, porque el adulto sabe más que tú y si te ha elegido es por algo. Entonces desde el primer momento estás vendido.”

Si derrotásemos esos silencios, ¿el siguiente paso sería aprender a gestionar las emociones?

“Deberían enseñarnos a reconocer que somos animales emocionales, y que los pilares de nuestra vida van a depender de cómo sepamos conocer nuestro Pantone emocional, pero habría que trasladarlo también a los padres, porque esa es otra cosa que pasa. Cuando unos padres se enteran de que su hijo o hija ha sido abusada, entran en un estado de shock, y rápidamente aparece la culpa. La madre se culpa porque no ha visto qué esto estás ocurriendo, y qué ha hecho ella para que esto pueda ocurrir. El padre igual. Cuando los padres están separados se culpabilizan entre ellos, con lo cual el niño o la niña quedan desprendidos de esto. Y los padres no saben actuar, pero es que no deberían estar preparados, porque esto no debería ocurrir.”

Aunque en su caso, la literatura también jugo un papel fundamental, ¿qué significó para usted asomarse a la lectura?

   “Es una ventana a lo inesperado. Es un refugio. Es una salvación. Es una ventana a unos mundos que nadie te da en imágenes, que tú te imaginas. Te ayuda a ser tu mismo. Es una experiencia personalizada, con cada lectura de un libro hay una experiencia personalizada. Es la magia absoluta. Es el origen del audiovisual, de todo. Es el contar, es compartir, crear nuevos mundos”.

Por último, ¿Esto no se dice le ha ayudado a ser más libre?

  “No lo sé todavía, tengo que esperar. Me ha ayudado a sentirme más integrado en el grupo, más encajado, porque ha sido una obra que no escrito pensando en mí, sino en todas aquellas personas que no pueden hacerlo, que no saben contarlo y que creen que están solas, Yo durante mucho tiempo he creído que estaba solo. Y que no iba a salir de ahí, que estaba en un circuito cerrado y, de repente, me he dado cuenta de que es posible salir del circuito. Yo quiero que toda esta gente, estos niños, adolescentes, mayores, entiendan, aunque se aun 10%, que no ayuna vía de escape yo soy feliz. Me ha hecho más generoso, más empático.”

Texto y fotografía: Arantxa Carceller Genovés

Entrevista hecha el 25 de noviembre de 2022.

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